Comentario
Cómo comenzó Cortés a derrocar los ídolos de México
Cuando Moctezuma iba al templo, era la mayoría de las veces a pie, arrimado a uno, o entre dos, que lo llevaban de los brazos, y otro señor delante con tres varas en la mano, altas y delgadas, como demostrando ir allí la persona del rey, o en señal de justicia y castigo. Si iba en andas, cogía una de aquellas varas en su mano al bajar de ellas; y si a pie, creo que la llevaba siempre como cetro. Era muy ceremonioso en todas sus cosas y servicio; pero lo más substancial ya está dicho desde que Cortés entró en México hasta aquí. Los primeros días que los españoles llegaron, y siempre que Moctezuma iba al templo, mataban hombres en el sacrificio, y para que no hiciesen tal crueldad y pecado en presencia de los españoles que tenían que ir con él allí, aviso Cortés a Moctezuma que mandase a los sacerdotes no sacrificasen cuerpo humano, si no quería le asolase el templo y la ciudad, y hasta le previno que quería derribar los ídolos delante de él y de todo el pueblo. Mas él le dijo que no hiciese tal, pues se alborotarían y tomarían armas en defensa y guarda de su antigua religión y dioses buenos, que les daban agua, pan, salud y claridad y todo lo necesario. Fueron, pues, Cortés y los españoles con Moctezuma la primera vez que después de preso salió del templo; y él por una parte y ellos por otra, comenzaron al entrar a derrocar los ídolos de las sillas y altares en que estaban, por las capillas y cámaras. Moctezuma se turbó grandemente, y se azoraron los suyos muchísimo, hasta el punto de querer tomar las armas y matarlos allí. Mas, sin embargo, Moctezuma les mandó estarse quietos, y rogó a Cortés que se dejase de aquel atrevimiento. Él lo dejó, pues le pareció que aún no era sazón ni tenía el aparejo necesario para salir con bien del intento; pero les dijo así con los intérpretes: